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Ansiedad en la infancia: cómo detectarla y abordarla desde casa.

Actualizado: 8 jun

Cuando los miedos crecen en silencio: acompañar sin minimizar, intervenir sin alarmar

La ansiedad es una emoción natural que todos experimentamos. Sin embargo, cuando se vuelve intensa, persistente o interfiere con la vida cotidiana, puede ser señal de que un niño necesita ayuda.

Como psicóloga especializada en psicodiagnóstico y terapias contextuales, acompaño a muchas familias que llegan confundidas o preocupadas por lo que su hijo está sintiendo. ¿Es ansiedad? ¿Es parte de su desarrollo? ¿Cómo puedo ayudar sin empeorar la situación?

Este artículo busca ofrecer una mirada clara, actualizada y compasiva sobre la ansiedad infantil y qué se puede hacer desde casa.


¿Qué es la ansiedad y cómo se manifiesta en la infancia?


La ansiedad es una respuesta adaptativa del cuerpo ante lo que percibe como amenaza. Pero cuando esa respuesta se activa en exceso —sin un peligro real— puede causar mucho sufrimiento.

En niños, la ansiedad no siempre se expresa con palabras claras, sino a través de conductas, síntomas físicos o regresiones.


Señales comunes de ansiedad infantil:


  • Miedos excesivos (oscuridad, separación, errores).


  • Dificultad para dormir o pesadillas frecuentes.


  • Quejas físicas (dolor de panza, cabeza) sin causa médica.


  • Irritabilidad, llanto frecuente o aislamiento.


  • Evitación escolar o de actividades que antes disfrutaba.


  • Necesidad constante de certeza o aprobación.


“La ansiedad en los niños suele esconderse detrás de la perfección, la timidez o los berrinches.”— Tamar Chansky, 2018

¿Qué tipos de ansiedad pueden aparecer en los niños?


Según el DSM-5-TR y autores como Silverman & Field (2022), los trastornos de ansiedad más comunes en la infancia son:


  • Ansiedad por separación: miedo intenso a que algo malo le pase a mamá o papá.


  • Fobia específica: miedo desproporcionado a ciertos objetos o situaciones (insectos, oscuridad, ruidos).


  • Ansiedad social: temor a ser juzgado, expuesto o ridiculizado.


  • Trastorno de ansiedad generalizada: preocupación constante por muchas cosas, con dificultad para calmarse.


No todos los niños con ansiedad cumplen criterios diagnósticos, pero pueden beneficiarse igual de intervención temprana y acompañamiento respetuoso.


¿Qué pueden hacer los adultos desde casa?


La familia es el primer espacio de contención emocional. Estas estrategias ayudan a sostener, validar y reducir la ansiedad desde lo cotidiano:


1. Validar, no minimizar

Frases como “no pasa nada” o “eso no da miedo” anulan la experiencia emocional del niño. En cambio, decir: “Veo que eso te pone muy nervioso. Estoy aquí contigo”transmite seguridad y contención.


2. Nombrar lo que sienten

Ayudarles a poner en palabras lo que sienten reduce la intensidad emocional. “Siento miedo”, “estoy preocupado” es mejor que explotar o somatizar.


3. Fomentar rutinas y autonomía

La ansiedad se reduce cuando el entorno es predecible y el niño se siente capaz. Evita sobreproteger o hacer cosas por él “para que no se estrese”.


4. No forzar, pero sí acompañar

El niño necesita enfrentar progresivamente lo que teme, no evitarlo. Acompañar con empatía y pasos pequeños permite desarrollar confianza.


5. Modelar calma y regulación emocional

Los niños aprenden más de lo que observan que de lo que les decimos. Si yo respiro y me regulo, ellos aprenden a hacer lo mismo.


¿Cuándo buscar ayuda profesional?


Es recomendable consultar a una psicóloga infantil cuando:


  • La ansiedad interfiere con su vida diaria (escuela, juego, sueño)

  • Dura más de un mes o va en aumento

  • Se combina con aislamiento, regresiones o síntomas físicos constantes

  • La familia se siente agotada o sin recursos para acompañar


Un buen proceso de psicodiagnóstico infantil permite distinguir entre ansiedad esperable y patológica, y proponer intervenciones contextualizadas, respetuosas y efectivas.


¿Qué herramientas usamos en terapia?


Desde las terapias contextuales, como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), el trabajo no es eliminar la ansiedad, sino ampliar la capacidad de vivir con ella sin que domine nuestras decisiones.


Se utilizan estrategias como:


  • Juegos terapéuticos para identificar emociones.


  • Técnicas de mindfulness y respiración consciente.


  • Metáforas y cuentos para flexibilizar creencias ansiosas.


  • Exposición gradual a lo que genera miedo.


  • Entrenamiento en autocompasión y valores.


En resumen: sí, la ansiedad se puede transformar


La ansiedad infantil no es un “problema de carácter” ni algo que va a desaparecer solo. Pero tampoco es motivo de alarma si se detecta a tiempo y se acompaña con empatía.


Desde casa y desde la consulta psicológica, podemos enseñarles a los niños a reconocer sus emociones, darles espacio y avanzar a pesar del miedo. Esa es una fortaleza que los acompañará toda la vida.







Bibliografía consultada:

  • Chansky, T. (2018). Freeing Your Child from Anxiety. Harmony Books.

  • Silverman, W. K., & Field, A. P. (2022). Anxiety Disorders in Children and Adolescents. Cambridge University Press.

  • Tena Suck, E. A. & Reyes Ortega, M. A. (2016). Regulación emocional en la práctica clínica. CEPE.

  • Hayes, S. C., Strosahl, K., & Wilson, K. G. (2011). Acceptance and Commitment Therapy. Guilford Press.

 
 
 

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